Este texto lo leí ayer en facebook y me gustó mucho, así que aunque no sea mío quiero compartirlo, me parece muy bonito.
Carta de una madre a su hija:
Mi querida hija, el día que me veas vieja,
te pido... por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de
entenderme. Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me
interrumpas para decirme “eso ya me lo
contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que
eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te
quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor
no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que
perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña.
Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo
necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de
desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas
como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como
confrontar y lidiar con la vida. El día que notes que me estoy volviendo
vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de
entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la
conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no
te pongas nerviosa, impaciente o arrogante. Solamente ten presente en tu
corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me
escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar
como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando
diste tus primero pasos. Cuando estos días vengan, no te debes sentir
triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que
trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con
amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la
dicha de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y
con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te
amo, mi querida hija...
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